Un juez demócrata en Carolina del Norte acaba de permitir que el asesino de Iryna Zarutska, Decarlos Brown, salga de prisión y entre en un acogedor centro de salud mental. Ni siquiera están interesados en llevarlo a juicio. El plan es dejarlo en una cómoda sala psiquiátrica y terminar el día. Brown masacró a Iryna precisamente para poder obtener ese resultado, para poder cambiar las calles por una celda acolchada. Y el sistema está haciendo todo lo posible para darle exactamente lo que pidió.