Ha sido así para siempre, porque la ideología liberal y la religión castigan felizmente a quienes no están de acuerdo con ellos. Lo vimos durante el Covid: si decías que las mascarillas no funcionan, que las vacunas no detuvieron la transmisión o que el cierre de escuelas perjudicó a los niños, perderías amigos, trabajos o grupos sociales.