Cuando me di cuenta de que alguien, después de que ocurriera algo, no mostró ni una palabra, ni un término de disculpa por sus palabras hirientes. Y casi todas las personas que lo apoyan (no vi a ninguna) tampoco le aconsejaron que se disculpara primero, sino que solo hablaban de libertad de expresión y poder... Caí en un profundo silencio, perdiendo el deseo de discutir y compartir... Cualquier corrección social, inevitablemente, se lleva al extremo, y cualquiera puede convertirse en el costo.