Escucha menos a los demás y observa más con tus propios ojos, así te será más difícil salir perjudicado; de lo contrario, si crees en las personas a la ligera, al final el que se llevará la peor parte serás tú. La confianza debe ser puesta a prueba. Las personas sabias no tienen emociones; solo las personas necias se enojan todos los días. El sabio solo hace una cosa: resolver problemas, no dejarse llevar por las emociones, ya que estas solo crean problemas y no los resuelven. Uno debe ser humilde, porque la exageración excesiva puede llevar a la propia ruina. Las aguas tranquilas son profundas, brillan sin deslumbrar. En tiempos de prosperidad, uno debe ocultar su brillantez, ser discreto, no presumir, no ser arrogante, para poder conservar su buena fortuna.