Hay un escenario real en el que cambiar la política de retransmisión predeterminada ralentiza la propagación de bloques, aumenta la presentación directa a los mineros y perjudica a los pequeños mineros que no actualizan si la mayoría de los grandes grupos de minería lo hacen. El riesgo es real, no se reconoce, no es existencial, pero es un mal precedente.