Hay un pequeño nicho de personas sin formación técnica ni currículos llamativos, pero que están obsesionadas con la IA a un nivel profundo y no técnico. Siguen cada nuevo modelo, conocen sus peculiaridades y capacidades, y a menudo terminan sabiendo más sobre los sistemas actuales que algunos profesionales de la informática en el campo, simplemente porque están constantemente experimentando y manteniéndose al día. Estas personas tienen valiosas ideas pero no tienen una forma real de aplicarlas: los laboratorios no ven su utilidad, carecen de las habilidades para construir cosas por sí mismos y no son lo suficientemente ricos como para contratar a otros. Irónicamente, pueden beneficiarse de la AGI más que la mayoría del personal técnico. Y si los laboratorios fueran inteligentes, los incorporarían por su perspectiva única externa y su asombrosa intuición sobre la IA, incluso si no es técnica.