Por primera vez en una generación, tenemos censura de la prensa. No porque el gobierno prohíba la publicación de material ofensivo. Sino porque la administración coacciona y ofrece incentivos corruptos como ayuda con fusiones de miles de millones de dólares. Y las grandes corporaciones con holdings de medios han decidido autocensurarse para apaciguar a un dictador en potencia. Así es como mueren las democracias.