Un comentarista de derecha es asesinado a plena luz del día por nada más que tener una conversación pacífica, y la izquierda aplaude su muerte como si fuera una victoria retorcida. Pero cuando Jimmy Kimmel es despedido por su PROPIA red izquierdista por escupir mentiras de odio, de repente la izquierda se derrumba en la histeria y comienza a gritar "ataque a la democracia" y "asalto a la libertad de expresión". El doble rasero aquí es una locura y sus prioridades están completamente podridas.