ABUNDANCIA: El temperamento demócrata examina el cosmos como una contienda de suma cero, sus ojos fijos en la escasez, sus energías dedicadas a la redistribución de un pan finito. Por el contrario, la mente emprendedora, ejemplificada en Musk, contempla la posibilidad de la ampliación. Donde el estatista habla de dividir el pastel en rebanadas cada vez más delgadas, el innovador se preocupa por hornear un pastel de una circunferencia sin precedentes que la cuestión de quién recibe qué porción se vuelve menos amenazante. En esa distinción, entre la política de la envidia y la economía de la empresa, reside la diferencia esencial entre la contracción y la prosperidad.