Acabo de salir de Minneapolis, donde tuve el honor de reunirme con varias familias en duelo y escuchar sobre sus hermosos hijos, en particular Harper (10) y Fletcher (8), quienes murieron en el tiroteo de la escuela Annunciation. También conocí a otra hermosa niña que se está recuperando bien, gracias a Dios. Hablamos mucho, pero todas las familias tenían un par de solicitudes inmediatas: Primero, orar por Sophia, quien sigue luchando por su vida cada día. Oren por su salud, oren para que su hinchazón se controle y oren por la fortaleza de sus padres, médicos y enfermeras. Segundo, no den atención al tirador, sino enfóquense en los niños que nos fueron arrebatados. Aprendí que Harper tenía una sonrisa que podía iluminar la habitación, que le encantaba visitar los parques nacionales con sus padres y que se veía hermosa en su vestido de primera comunión. Aprendí que Fletcher era travieso y enérgico, que amaba el fútbol y el baloncesto, y que tenía un cabello increíble. Sí, fueron arrebatados de sus familias demasiado pronto. Pero en sus cortas vidas dejaron una gran huella en las muchas personas que los amaban. Dediquémonos a darles la atención que merecen.