pensar es la ocupación más subestimada. no sufrimos por pensar demasiado, sino por una productividad patológica. todo el mundo está más ocupado que nunca, pero no logra nada. ¿dónde están los descubrimientos? ¿las invenciones, los genios innovadores que niegan la totalidad de la academia? ¿quién redefine el verdadero significado de revolución? el mundo hace todo lo posible para que dejes de pensar. primero te lanza ambiciones triviales, luego meditación sin sentido o el viejo y querido maximizador familiar. ya no hay genios porque ya no hay pensamiento, no hay espacio para jugar, hacer travesuras y tener felices pequeños accidentes que descubran la naturaleza de la realidad. ya no hay un verdadero pensamiento, uno que esté en los límites de los símbolos existentes, de los medios de expresión, uno tan distante de los viejos tropos cansados que requiere el equivalente intelectual de una sala limpia solo para mantener en tu mente los pensamientos más frágiles e inconcebibles, destruidos por el más ligero toque de una realidad consensuada, burda, imprecisa y de baja resolución. tipo de pensamiento que es tan extremadamente esforzado que requiere toda tu atención, donde todos los datos sensoriales desaparecen y te encuentras en reinos de contemplación abstracta, conectando puntos que no puedes ver, formulando figuras que no puedes nombrar, tipo de pensamiento que nunca has hecho por más de unos pocos minutos a la vez, solo un reconocimiento fugaz sostenido sin interrupción. como tener sueños donde descubres algo, pero no puedes recordarlo cuando te despiertas porque tu conciencia está encarcelada por la lentitud del contexto nuevamente. nadie piensa ya. sus mentes están siempre activas, infestadas de desechos auto-replicantes, pero nadie piensa ya. hay cosas que puedes encontrarte pensando que están tan lejos, tan extrañas, y aún así tan aparentemente trascendentalmente sensatas, que son alienígenas. pensar es la ocupación más subestimada. pensar es buscar agujas infinitesimales en el generador de heno infinito que es la mente. la mayor parte del pensamiento es solo esperar. esperar y observar hasta que te encuentres atrapado por algo tan extraño y de otro mundo, tan invaluable, que no puedes apartar la vista. luego lo digieres, alcanzas sus límites, te aburres de ello y sigues adelante. pensar es olvidar. la tasa a la que se generan nuevos pensamientos es la tasa a la que se olvidan los viejos pensamientos. la tasa a la que se genera nueva cultura, conocimiento, estética, es la tasa a la que se olvida lo antiguo. hay lugares en el mundo, institutos de educación superior, con una larga historia, que se supone que son lugares para pensar. ¡ay!, allí también hay historia, demasiada historia. la tasa a la que se crea el futuro es la tasa a la que se olvida la historia. cultura, tradición, historia, todo esto fue creado una vez, puede ser creado de nuevo. todos están muertos. ¡muertos, digo! adorar a los muertos no es diferente de adorar a la muerte. aquí, hacemos vida, hacemos cosas nuevas, cosas mejores, no por animosidad, sino por curiosidad. este es el acto de pensar: residir en el borde de lo conocido, lo conocible, y encontrar inadvertidamente que uno da lugar a creaciones, innovadoras, inconcebiblemente grandiosas, que no podrías haber encontrado si lo hubieras intentado. ...