Cuando la verdad salga a la luz, y saldrá a la luz, la gente verá el panorama completo. Este joven provenía de una familia que entendía el bien del mal. Sus propios padres lo entregaron. Esa no es la historia de una familia sin moral. Esa es la historia de una familia que hace lo correcto, sin importar cuán doloroso sea. Y cuando se revela que fue radicalizado por un sistema escolar que ya no enseña a los niños a pensar sino que les dice qué pensar... cuando se expone que están entrenados para creer que cualquiera que no esté de acuerdo con ellos es un "fascista"... Entonces esta nación tendrá que enfrentar un ajuste de cuentas. Porque lo que se les ha hecho a nuestros hijos es nada menos que catastrófico. Estamos criando generaciones envenenadas por la ideología en lugar de ancladas en la verdad. Estamos viendo cómo las aulas se convierten en fábricas de resentimiento y rabia. Y ahora el fruto de ese adoctrinamiento se está derramando en nuestras calles en forma de violencia. Si los adultos en la sala no se levantan ahora, si los padres, los líderes y las comunidades no reclaman nuestras escuelas y luchan por nuestros hijos, entonces el futuro que se avecina es más oscuro de lo que nadie quiere imaginar. Lo que está sucediendo en nuestro sistema educativo es una abominación. Negar eso es negar la realidad misma. Y si nos negamos a enfrentarlo, entonces la violencia que acabamos de ver no será el final. Será el comienzo. Charlie Kirk vivió y murió por la verdad. Y ahora nos corresponde a cada uno de nosotros hacer lo mismo. Aprender a debatir con el otro lado de la manera en que lo hizo, decir la verdad con claridad y convicción, y ganarse a la gente una por una. Porque si no estamos a la altura de ese desafío, si no llevamos adelante el ejemplo que dio Charlie, entonces la oscuridad consumirá a este país.