El emprendimiento es un estado mental. Tienes que estar dispuesto a fracasar. Había un tipo que empezó muy joven —como 13 años— con su primer negocio fallido. Quizá te gustaría escuchar su historia. Vivía en un edificio de apartamentos que pertenecía a su padre. Este negocio de cobrar alquileres ya plantó una 'semilla' (esto es un presagio). Descubrió que un hombre que vivía en el edificio compraba materiales p'rnog'áficos a un ritmo constante y luego los descartaba. Este joven era un observador atento, así que sabía cuándo tiraban esos materiales tan valiosos al contenedor, y los recuperaba. Esto fue antes de que empezara a buscar comida en los contenedores de basura; este tipo estaba muy por delante de esa tendencia. Luego colocó los materiales en un lugar bajo el cochera. Y vendía acceso a los materiales a compañeros, que estaban muy deseosos de verlos. El negocio fue un éxito enorme al principio. El joven magnate ganó más de 100 dólares en poco tiempo, cobrando las asignaciones y los ingresos por cortar césped de gran parte del barrio. Pero el negocio tenía fallos. Primero salió a revisar su alijo y notó que las páginas de las revistas estaban pegadas, lo que desanimó a los futuros clientes. Algo había pasado allí en una de las visitas. Más tarde, todo el material desapareció por completo: alguien violó el contrato sagrado y robó la mercancía. Hoy este hombre lo hace muy bien. Cierra tratos, busca oportunidades. Pero tiene éxito porque empezó en el mundo de los negocios en serio desde joven y aprendió mucho.