La Dra. Julie Gard Schnuelle no era solo una profesora, era un pilar de su comunidad. Una veterinaria, una maestra, alguien que dedicó su vida a cuidar de los animales y a formar a los estudiantes en Auburn. El sábado, estaba haciendo algo ordinario: paseando a su perro en el parque. Nunca regresó a casa. La policía encontró más tarde su cuerpo en el bosque. Había sido agredida y dejada para morir. Se robó una Ford F-150 en el transcurso de los hechos. La policía de Auburn la rastreó, arrestó a Harold Dabney III y lo acusó de dos cargos de asesinato capital. Una mujer amable y generosa, apagada en un ataque brutal y sin sentido. Esto no es un fallo vago del "sistema". La culpa recae directamente en Harold Dabney III. No es un hombre que perdió el control. Es un animal que eligió la violencia. Un depredador que acechó a una mujer de 59 años que paseaba a su perro, la arrastró al bosque y la masacró. No es una víctima de las circunstancias ni un producto de la sociedad. Es una bestia rabiosa que vio la bondad y la apagó, una criatura salvaje que nunca debió estar suelta entre personas decentes. ¿Y dónde está los medios en todo esto? Cuando se trata de historias como la de Julie, la prensa nacional desaparece. Una profesora respetada, una veterinaria, una mujer amada por sus estudiantes y vecinos, asesinada mientras paseaba a su perro. Eso debería ser un escándalo de primera plana. Si encajara en la narrativa preferida, veríamos cobertura continua, artículos de opinión, paneles interminables en CNN. En cambio, su muerte se reduce a un breve informe de crimen local. Sin debate nacional, sin especiales a la luz de las velas, sin campaña de presión. Solo algunas menciones en 𝕏 y los locales haciendo el reportaje que los grandes medios no tocarán. La eliminación es deliberada. Los medios deciden qué vidas valen la pena amplificar y cuáles se entierran. Si tan solo ella se pareciera al animal que la mató.