"La incorporación" se ha convertido en un gran obstáculo para hacer cualquier cosa. Firmar 30 páginas de formularios, que te pidan volver a firmarlos por algún desconocido, escanear tu cara, enviar facturas de servicios públicos. Es difícil construir un proceso que moleste más a tus (potenciales) clientes: es un modelo tan roto "salta a través de estos aros, eventualmente demuéstranos que no eres un criminal y entonces tendrás el derecho a pagarnos tarifas". A medida que la tecnología mejora y las generaciones de boomer y gen-x se desvanecen...