Un punto que he escuchado tanto a Carl como a Gwern es que, con los primates, la evolución finalmente encontró tanto una arquitectura cerebral escalable COMO un nicho que recompensaba los aumentos marginales en inteligencia. Algunas aves son realmente inteligentes para el tamaño de sus cerebros. Pero están en un nicho que castiga los cerebros más grandes y pesados: caerán del cielo. La diferencia en el conteo de neuronas entre los cerebros de las especies de primates es proporcional a su masa cerebral, lo que sugiere una arquitectura cerebral escalable. En contraste, para los roedores y los insectívoros, el conteo de neuronas escala sublinealmente con la masa. Otro bucle de retroalimentación como el ejemplo de la cocina: los pulgares oponibles nos permiten hacer herramientas, lo que aumenta el valor de tener cerebros más grandes para diseñar dichas herramientas. Lo que incentiva manos más hábiles...