La diferencia clave entre Estados Unidos y jurisdicciones como Singapur o Dubái radica en el ritmo regulatorio. En los EE. UU., la burocracia y los controles y equilibrios crean un entorno regulatorio más lento. Esto amortigua la volatilidad durante crisis como FTX y Terra, pero también retrasa la aceptación y adopción de nuevas tecnologías. Por el contrario, los reguladores que se mueven más rápido son más rápidos para adoptar la innovación durante los ciclos alcistas, pero también más propensos a reaccionar de forma exagerada a los ciclos de noticias negativas. A largo plazo, soy optimista sobre EE. UU. como base para la innovación: aquí, la innovación generalmente siempre supera la regulación. La nueva tecnología tiene espacio para demostrar su valía antes de que las medidas restrictivas puedan afianzarse. Cualquier intento de obstaculizar el progreso enfrentará desafíos tanto en los tribunales como en el capitolio.