Charlie Kirk era un ser humano. Era un ser humano con una familia que lo amaba. No necesitamos estar de acuerdo con las creencias de todos los que nos rodean, pero sí necesitamos tener el coraje de ver claramente cómo nuestra dureza de corazón, insensibilidad o indiferencia hacia la humanidad de los que nos rodean está desgarrando al país. No podemos simplemente llamar a la unidad o exigir que otros se arreglen sin abordar primero las formas en que no hemos estado a la altura de nuestros propios estándares. No puede haber unidad y gracia en este país hasta que nosotros, como individuos, enfrentemos nuestras propias deficiencias. Voté a favor de la resolución para honrar la vida de Charlie, pero ninguna legislación lo traerá de vuelta o unirá a nuestro país sin que cada uno de nosotros, como individuos, asuma la responsabilidad de las formas en que nos hemos conformado con el quebrantamiento de este mundo, por nuestra fijación en los defectos en lugar de la belleza de nuestros hermanos y hermanas. A ninguno de nosotros se nos promete un solo minuto en esta tierra. Tenemos que dedicarnos al trabajo serio de honrar diligente, deliberadamente y con alegría el mandamiento de amarnos unos a otros.